En el Casco Viejo hay 16 de estos estrechos patios interiores entre edificios de configuración gótica

Surbisa implica a 280 comunidades en la limpieza de las cárcavas

Surbisa, sociedad municipal para la rehabilitación de edificios, ha implicado a más de 280 comunidades en la limpieza de las cárcavas, patios interiores estrechos entre fachadas, que a lo largo de los años se habían convertido en un foco de porquería. Ubicadas en el Casco Viejo, las 16 que se conservan se encuentran entre las calles Barrenkale Barrena, Ribera, Carnicería Vieja, Belostikale, Tendería, Artekale, Portal de Zamudio, Somera, Correo y Cinturería. La misión de estos patios interiores estrechos que discurren en paralelo a las calles era la de dar luz además de airear las habitaciones zagueras de las casas y además de favorecer la salida al agua de lluvia. Progresivamente, y a medida que fueron creciendo las construcciones de los edificios, los espacios interiores de las cárcavas se achicaron considerablemente. A partir del siglo XIX surgieron las llamadas “casas de vecindad” que sustituyeron las cárcavas por el patio de ventilación o de iluminación particular de la edificación. Y, como consecuencia, con el tiempo se convirtieron en lóbregos pasadizos insalubres con unas pésimas condiciones higiénico sanitarias. Ello se debió a que pasaron de ser patios de ventilación e iluminación a convertirse en vertederos incontrolados, lo que hacía urgente una intervención rehabilitadora. Por otro lado, precisamente el hecho de que se trata de un espacio que pertenece a muchas comunidades y no exista una definición legal que lo regule había agravado la situación. Es a partir de este momento cuando Surbisa toma cartas en el asunto para evitar que el deterioro de estas zonas vaya a más, con las consecuencias insalubres añadidas. De hecho, en la limpieza de estos espacios se llegaron a encontrar desde una cabeza de cabra a zapatos, botellas y otros restos. La intervención de Surbisa fue fundamental hasta el punto de que en la actualidad 13 de las 16 que existen cuentan con un acuerdo común, una empresa adjudicataria y una persona responsable de administrar el pago de las tareas de mantenimiento para evitar que se conviertan en basurero como había ocurrido hasta ahora.

Noticia publicada en el periódico DEIA

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